El Tarot del Más Allá: Cuando las Cartas Hablan con los Espíritus

El Tarot del Más Allá: Cuando las Cartas Hablan con los Espíritus

El Tarot del Más Allá: Cuando las Cartas Hablan con los Espíritus

Durante siglos, el tarot ha sido visto como una baraja misteriosa, una herramienta para adivinar el futuro o explorar los recovecos del alma. Pero hay una dimensión más profunda y menos conocida del tarot: su capacidad para actuar como puente entre este mundo y el más allá. No se trata solo de una lectura simbólica o psicológica, sino de algo mucho más antiguo y poderoso: el tarot como herramienta mediúmnica.

Esta conexión no es nueva. Desde finales del siglo XVIII y especialmente en el siglo XIX, en una época marcada por el despertar espiritual y el auge del espiritismo, comenzaron a surgir figuras que veían en las cartas del tarot algo más que un simple oráculo. Ocultistas como Eliphas Lévi afirmaban que los arcanos del tarot eran claves sagradas que contenían todo el conocimiento esotérico de la humanidad. Para él, las cartas no solo revelaban el destino, sino que podían utilizarse en rituales para entrar en contacto con fuerzas invisibles, inteligencias sutiles e incluso espíritus.

Al mismo tiempo, el espiritismo –con Allan Kardec a la cabeza– proponía una nueva forma de comunicación con los muertos. Aunque en sus prácticas más comunes se utilizaban mesas parlantes y escritura automática, muchos médiums incorporaron el tarot como herramienta de canalización. No leían simplemente lo que las cartas mostraban, sino lo que los espíritus querían comunicar a través de ellas. Las cartas se convertían así en un lenguaje que el médium aprendía a interpretar, guiado por la energía de entidades espirituales o guías del otro plano.

Más adelante, ocultistas como Papus y Aleister Crowley profundizaron esta visión mágica del tarot, dotándolo de capas simbólicas vinculadas a la cábala, la astrología y los planos de existencia. Para Crowley, por ejemplo, el tarot no era un juego de predicción, sino una forma de entrar en contacto con el inconsciente profundo y con lo que él llamaba el Santo Ángel Guardián, una especie de guía espiritual personal. Así, el tarot pasó a ocupar un lugar privilegiado en rituales de invocación, meditaciones profundas, sesiones de scrying (videncia), y prácticas de comunicación con otras dimensiones.

Hoy en día, muchas personas siguen usando el tarot como un espejo del alma, pero también hay quienes lo emplean como una herramienta de canalización espiritual. Se habla de cartas que “saltan” solas del mazo, de lecturas que parecen dictadas por una inteligencia ajena, de sensaciones o voces que acompañan al consultante mientras interpreta los arcanos. Esta dimensión mediúmnica del tarot ha estado siempre allí, oculta entre símbolos, esperando ser redescubierta.

Este viaje no es solo histórico ni teórico: es vivencial. te invito a recordar que el tarot no solo predice, también escucha, también susurra, también transmite. Y si afinamos el oído del alma, quizás podamos oír lo que el más allá tiene que decirnos.

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