Puede que hayas oído hablar de la higiene energética como si fuera un simple ritual de limpieza. Pero para quienes trabajamos con energía, símbolos y canalización, es mucho más que eso: es una práctica de autoconservación, claridad y respeto hacia nosotras mismas y hacia quienes nos consultan.
Cuando abrimos espacios sutiles, también nos abrimos a recibir. Y no todo lo que recibimos es armónico.
La energía residual, las emociones ajenas, incluso estructuras psíquicas como larvas o egregores pueden adherirse a nuestro campo si no aprendemos a mantener sano.
Tres consejos esenciales que uso y enseño
1. Lavarse las manos con agua y sal antes y después de cada consulta.
2. Visualizar en la ducha que el agua es energía violeta que transmuta.
3. Aprender a testar y leer tu energía cada día, igual que revisas tu agenda.
La higiene energética no es opcional. Es parte del compromiso ético con tu canal. Y te aseguro que cuanto más la integres, más clara será tu percepción y más protegida te sentirás.
Pruébalo durante 7 o 21 días y después pasate por aqui y cuéntame que cambios has notado.